La Ley no puede precisar
los detalles de cada trabajo de los que se realizan a su amparo, porque son de
número casi indefinido y existen variaciones fundamentales aun en los del mismo
tipo, de una empresa a otra. Por eso nuestra Ley Federal del Trabajo en sus
artículos 24 fracción " y 47 fracción "' encomienda esta función a
los contratos al exigir que en ellos "se determine el trabajo con la mayor
precisión posible", y que en los colectivos "Se, fijen la intensidad
y calidad del trabajo".
Los contratos, por
desgracia, se limitan ordinariamente a consignar "nombres de puestos"
en su tabulador, tratándose de los colectivos, o en alguna cláusula de los
individuales, dejando el contenido de los mismos a la apreciación, a la
costumbre, a la imaginación, etc., situación que la Ley apenas tolera, pero que
no de sea, como aparece claramente del texto del artículo 33.
Esta ausencia total de
determinación de las labores:
a)
Origina incertidumbre sobre las
obligaciones que corresponden a cada obrero o empleado;
b)
Engendra el desconocimiento de las
cualidades y responsabilidades que supone cada trabajo;
c)
Hace difícil exigir el exacto
cumplimiento de las obligaciones del obrero;
d)
Da lugar a frecuentes discusiones
sobre la forma de desarrollar el trabajo;
e)
Facilita que se eludan
responsabilidades o que exista fuga de obligaciones;
f)
Obliga a realizar una selección y
adiestramiento de personal puramente empíricos y, por lo mismo, llenos de
defectos.
g)
Entorpece la planeación y
distribución de las labores;
h)
Dificulta el señalamiento de
remuneraciones apropiadas;
i)
Impide realizar técnicamente el
mejoramiento de los sistemas de trabajo
Necesidad sindical
Pese a que en México se
cuenta con una larga tradición laboral (primera huelga del continente;
introducción de la protección a los trabajadores en la Constitución de 1917,
huelgas de Cananea y Río Blanco que robustecieron la conciencia antiporfirista;
etc.) cabe la hipótesis de que, en términos generales, los obreros no tienen
una bien definida conciencia sindical. En realidad no existen muchos estudios
completos al respecto.
En todo caso, si bien
durante décadas se vivió un ambiente de confrontación y lucha, en la actualidad
la situación ha cambiado. Después de la desaparición de la Unión Soviética y el
advenimiento de los movimientos de calidad y participación, tanto los empleadores
como los sindicatos han buscado nuevas avenidas de entendimiento, aunque los
sindicatos, naturalmente, no hayan perdido de vista su objetivo de representar
a los trabajadores y lograr mejores salarios y prestaciones.
Así, en la actualidad los
sindicatos son considerados por muchos como la oportunidad de establecer
comunicación con los trabajadores, por una parte y, por otra, como una vía de
comunicación con los representantes de las empresas. Un ejemplo de la nueva
tónica se encuentra en el siguiente enunciado: La forma más moderna del
sindicalismo debe implicar un espíritu de cooperación con la empresa. El
resultado debe ser un aumento en la productividad para beneficio tanto de los
obreros como de los empresarios.
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